sábado, 18 de abril de 2009

Le puse balas pero no

El asunto me pesaba en la derecha. Volví a mirar al rubiecito blanco de miedo y le repetí lo mismo que ya había dicho como diez veces.
- Es así, pibe. No es que vos tengas la culpa, pero, viste, es así.
- Pero no tiene que ser así, ¿no se da cuenta de que yo no tengo nada que ver? ¿qué le hice yo, qué le hice?
- Escribiste.
- Sí, eso ya lo dijo, y le dije, somos miles los que escribimos. ¿Qué va a hacer, va a andar por ahí matando a todos porque no le gusta que escriban?
Y lo miré distinto entonces, lo miré con ganas de decirle la verdad. Ya que era evidente que no me iba a animar a hacer lo que había ido a hacer, por lo menos le iba a decir la verdad, mocoso de mierda.
- ¿Veintitrés años tenés, no?
- Sí.
- ¿Y vos escribiste esto?
- Sí, ya le dije que sí, lo escribí yo, no entiendo cuál es el problema.
- ¿Vos estudiaste letras?
- No, no estudié nada, qué voy a estudiar yo, apenas terminé la secundaria. Me gusta leer y escribir, nomás
- ¿Ydónde aprendiste a escribir así?
- Nada, yo….¿puede bajar esa pistola, por favor?
La voz le temblaba casi tanto como a mí.
- ¿Te das cuenta, pendejo? Apenas viviste, todavía tenés leche en las orejas, ni siquiera estudiaste, no sabés nada de nada…y te mandás a escribir así, sacás esta novela…
- ¿Y me va a matar porque no le gusta como escribo? ¿O porque gané un premio con mi novela?
Resoplé, no podía creer, era humillante.
- No ves que no entendés nada, pero nada. El premio me importa un carajo, la novela es buenísima, llevo más de cuarenta años de enroñar papeles y cómo te creés que me siento cuando veo que un mocoso que ni se gastó en estudiar
Y me fui sin terminar la frase, sin lastimarlo, sin abofetearlo, sin siquiera tirarle la ridícula pistola por la cabeza, lo único que podía pensar era que por lo menos el pibe del talento increíble iba a escribir esta, la historia de mi último y más absurdo fracaso.